Tipos de lesiones musculares
Contenido actualizado el 1 de febrero de 2023
¿Has sufrido alguna vez una lesión muscular? Hay tipos de lesiones musculares que ocurren de manera frecuente y que conviene que conozcas. Es algo que puede ocurrir sin previo aviso y que no solo afecta a quienes realizan deporte.
En realidad, una lesión muscular se puede producir incluso trabajando o realizando un esfuerzo de bajo nivel. Por ello, es recomendable que las conozcas y que así, si llegase el día en el que sufras una, al menos estés más preparado y sepas reconocer qué es lo que te ha ocurrido.
¿Qué encontrarás en este artículo?
¿Qué tipos de lesiones musculares se pueden producir?
A lo largo de la vida es posible que te llegues a encontrar con distintos tipos de lesión muscular. A continuación te explicamos los principales tipos y qué caracteriza a cada uno para saberlos diferenciar.
No todos los días tenemos el privilegio de acudir a un especialista, ya sea por tiempo o por dinero.
Si es tu caso, te animamos a ver esta guía para averiguar cuál es el mejor electroestimulador muscular para ti, una alternativa mucho más económica para prevenir las lesiones y cuidar los músculos.
1. Lesiones musculares directas
Este tipo de lesiones se encuentran entre las más habituales. Son aquellas en las que la lesión se produce por un impacto directo contra el músculo lesionado.
No siempre tiene que ser un impacto, sino que también puede tratarse de una acción realizada con el músculo en cuestión.
2. Lesiones musculares indirectas
El tipo opuesto al anterior. Estas lesiones musculares se causan en el momento en el que una lesión provocada en otra parte del cuerpo o tejido, afecta al músculo, generando así otra lesión.
Hay que tener en cuenta que una de las diferencias principales con las lesiones musculares directas se encuentra en que el proceso de recuperación y cicatrización es más lento.
3. Contracturas
Los músculos que sufren una contractura no tienen un traumatismo directo, pero se producen dos problemas para el paciente: incapacidad para mover el músculo con normalidad y dolor, en especial cuando se toca la zona afectada.
En una contractura se ven afectadas una cantidad determinada de fibras, lo que puede derivar en que el daño y el dolor sea mayor o menor.
Las contracturas suelen aparecer de manera imprevista, a causa de un esfuerzo extremo o de realizar un ejercicio sin haber llevado a cabo un precalentamiento adecuado. A diferencia de otras lesiones musculares, las contracturas pueden alargarse durante distintos días y, dependiendo de la gravedad, requieren un tratamiento más o menos intenso. En algunas caso puede aliviarse con la ayuda de un electro estimulador, mientras que otras veces se debe acudir a un fisioterapeuta para una exploración profunda.
4. Contusiones
El resultado de un golpe directo del músculo contra un elemento rígido y, normalmente, de gran dureza. Puede ocurrir tanto por un impacto iniciado por la persona como por un impacto recibido.
Es común que produzca inflamación de la zona muscular afectada y un nivel de dolor moderado. Se trata de uno los tipos de lesión muscular más frecuentes tras una pelea o en deportes en los que existe contacto directo, como puede ser la lucha, el boxeo o el fútbol americano.
5. Rotura total
Un impacto mucho más severo. Cuando se produce se aprecian consecuencias instantáneas, como un cambio en la estructura de la zona, la cual podrá tener una inflamación severa o un hundimiento.
También se puede ver cómo el área golpeada se pone de un color más rojo intenso y aumenta de temperatura. Este nivel de gravedad suele requerir cirugía para poder restaurar el área dañada.
6. Rotura parcial
El hematoma en este caso no tiene un tamaño tan grande como en el anterior y la zona se ve menos dañada. La cantidad de fibras musculares afectadas es menor, lo que permite una recuperación más rápida.
Se suele producir sin que tenga que haber necesariamente un impacto directo de gran intensidad. En ocasiones, lo único que se siente es un tirón o un chasquido en el músculo en cuestión.
7. Calambre
Una de las lesiones más comunes y, al mismo tiempo, de las que menos preocupación generan.
Se sufre en el momento en el que las fibras musculares no reaccionan bien a un esfuerzo que se aplique sobre ellas. Es la antesala de otro posible tipo de lesiones musculares, como las contracturas.
Los calambres son contracciones que tienen un alto nivel de intensidad, pero que pasan con rapidez, y que provocan un amplio volumen de dolor entre quienes las sufren. Para evitar los calambres hay que asegurarse de estar bien hidratados y de precalentar antes de comenzar a hacer ejercicio.
8. Inflamación muscular
No se produce en el momento de la actividad deportiva, ni tampoco cuando esta ha terminado. Este tipo de inflamación es indirecta y se sufre entre 24 y 48 horas después de haber realizado el esfuerzo.
No ocurre cuando se trata de actividades deportivas comunes o intensas a las que el cuerpo ya está acostumbrado, pero sí puede pasar cuando se aumenta el nivel de ejercicio sin una buena curva de progresión.
9. Distensiones
Las distensiones no tienen unos efectos a largo plazo que haya que destacar, pero son molestas y suelen impedir continuar con la actividad deportiva, al menos al mismo nivel. Son los tirones que tanto se producen cuando se está haciendo deporte y que están relacionados con la elasticidad de los músculos.
Así, si se estiran mucho sin que el músculo esté preparado, se produce la distensión con la carga de dolor que está implícita en la misma.
¿Cómo se clasifican las lesiones musculares?
Médicamente, se pueden clasificar las lesiones musculares en tres tipos dependiendo del nivel de gravedad que representan:
- Lesiones musculares de grado III: las más graves. Están acompañadas por un alto nivel de dolor y por la rotura de fibras musculares que requieren un largo periodo de recuperación. Estas lesiones necesitan entre ocho y doce semanas para curarse.
- Lesiones musculares de grado II: el dolor también es intenso, pero no llega a los niveles extremos de las lesiones de tercer grado. Salvo excepciones, estas lesiones se acompañan por la aparición de hematomas claramente visibles que se concentran en las áreas doloridas. La recuperación es menor, pero también requiere paciencia, ya que será de un mínimo de tres semanas y un máximo de ocho.
- Lesiones musculares de grado I: el daño se produce en zonas aisladas y en pocas fibras musculares. No suelen darse periodos de recuperación extremadamente largos. Salvo algunas excepciones, estas lesiones pueden solucionarse en unos pocos días, siendo las más serias las que llevan a que la recuperación sea de dos semanas.
¿Cómo saber qué tipo de lesión muscular estoy sufriendo?
Lo mejor, sin duda, es que consultes con un profesional. Pero si has sufrido un impacto o una molestia muscular y quieres tener una pequeña idea de lo que estás sufriendo, te recomendamos echar un vistazo a la siguiente lista:
- Sufres una contractura muscular si: el dolor es constante y de intensidad media-alta, se te ha inflamado la zona o endurecido, notas molestia al tocarte la zona dolorida. También puede ocurrir que sea un tipo de lesión que sufras frecuentemente. En ese caso se trataría de una contractura crónica.
- Sufres un tirón muscular si: dolor intenso repentino. Te impide seguir haciendo deporte porque la molestia es demasiado fuerte como para continuar la actividad. No es necesario que haya hematoma para que sufras el dolor. El hematoma podría aparecer horas después junto al enfriado de la zona en el momento en el que entre en reposo.
- Sufres una rotura muscular si: el dolor todavía es de más intensidad. Está localizado en un punto muy concreto que no tiene por qué ser una zona grande. Los hematomas aparecen en la práctica mayoría de ocasiones y es frecuente que sean de un gran tamaño.
Cuando vayas a un hospital o clínica de salud te harán un examen físico con la intención de comprobar cuál es tu lesión muscular y qué perspectiva de recuperación tiene. Algunas de las pruebas más utilizadas incluyen la resonancia magnética o la ecografía. Ambas permiten llegar a profundizar en el estado del músculo y ver cómo les ha afectado la lesión. En todos los casos es importante comprobar hasta dónde se ha visto afectado el músculo y las fibras del mismo. Dependiendo del alcance de la lesión habrá que optar por unas medidas u otras para la recuperación.
¿Qué tratamiento necesitan las lesiones musculares?
Depende de la gravedad de la lesión y de las circunstancias, pero se pueden definir una serie de fases en las que actuar de una manera u otra a fin de alcanzar la mejor previsión de recuperación. Por lo tanto, dividamos el tratamiento en un total de cuatro fases.
Fase inflamatoria – hasta 72 horas después de la lesión
Es el inicio de la lesión muscular. La zona se inflama y refleja las primeras muestras de la gravedad o intensidad de la misma. Para comenzar, hay que aplicar hielo. Las compresas frías o un paño con cubitos de hielo en su interior, hacen milagros para que puedas comenzar a reducir la inflamación y poner rumbo a un proceso de recuperación que será largo, pero que resultará más sencillo gracias a una reacción rápida con el frío.
Las sesiones de frío tienen que ser de entre 15 y 20 minutos y repartirse a lo largo del día en periodos de cuatro horas. Ayudarán mucho más de lo que puedas imaginar. Repite estas sesiones hasta que hayan pasado las primeras 48 horas. Si crees que todavía necesitas más frío, puedes seguir usándolo hasta las 72 horas. Recuerda que el frío aplicado a la zona dolorida no tiene que dejarte insensible, sino profundizar en la inflamación para reducirla de una manera natural. Una buena temperatura es de entre 10 y 15 ºC.
Otros buenos recursos dependiendo de la gravedad de la lesión incluyen un vendaje compresivo y medicinas que ayuden a reducir el dolor si este es demasiado alto. Por otra parte, recuerda que debes mantener un reposo completo en la zona muscular que se haya visto afectada.
Fase reparadora – entre 72 horas y 3 semanas
En este momento la inflamación ya se habrá eliminado o reducido de manera considerable. Cuando no haya inflamación, pero sigas teniendo dolor, puedes usar una terapia de calor que te ayudará a calmar, aunque solo será momentáneamente. No tienes que desesperar: vas por buen camino para superar tu lesión muscular. Al mismo tiempo, deja la aplicación de frío y, si ya no tienes la zona inflamada, no sigas poniéndote el vendaje de compresión.
Ahora es momento de comenzar la rehabilitación con ejercicios especializados y dirigidos concretamente a solucionar tu lesión muscular. También entran en acción los masajes, pero siempre teniendo en cuenta que los estiramientos y masajes tienen que ser suaves y no forzar el músculo en ninguno de los casos. En la rehabilitación se impondrá la misma filosofía: ejercicios de baja intensidad que permitan ir recuperando la movilidad poco a poco. Las fibras que se hayan visto afectadas irán recuperándose cada vez más día a día hasta que se note al simple contacto que el músculo va volviendo a la normalidad.
Fase madurativa – entre 3 semanas y 1 año y medio
Hay que valorar muy bien qué tipo de lesión se ha sufrido para tomar una decisión respecto al momento en el cual se alcanzará esta fase, que se trata de aquella en la que ya es posible retomar la actividad deportiva tal y como se realizaba antes de sufrir el problema. Un especialista tendrá que ser quien determine si el músculo está listo para ello.
En el proceso de estas fases también se habrá determinado si sería necesario llevar a cabo una intervención quirúrgica. En ese tipo de contexto los plazos de recuperación serían más largos y habría que introducir tratamientos más concretos.
¿Cómo prevenir las lesiones musculares?
Si alguna vez has sufrido una lesión muscular, sabrás que, llegado ese punto, harás cualquier cosa para no volver a tener que enfrentarte con este problema. Te recomendamos que apliques algunas de estas ideas y que así reduzcas las posibilidades que tienes de sufrir una lesión.
Calentar los músculos
Estirar y calentar antes de iniciar una actividad deportiva es imprescindible. Haciendo eso ya estarás reduciendo de manera significativa las posibilidades de sufrir una lesión muscular. También tienes que acordarte de estirar cuando hayas terminado la sesión deportiva. Incluso los atletas de élite pueden sufrir lesiones musculares si no cumplen con los mínimos de calentamiento y estiramientos antes y después del deporte.
Darte masajes
Una de las mejores opciones a las que puedes recurrir. Introducir en tu día a día una rutina de masajes ayudará a que ganes flexibilidad, a que tus músculos se fortalezcan y que así puedas reducir el riesgo de sufrir una lesión muscular. Afortunadamente, los masajeadores domésticos y electroestimuladores musculares han mejorado tanto en los últimos años que ya son capaces de replicar las manos de los masajistas con eficacia. Aunque te recomendamos que vayas a la consulta de un masajista de vez en cuando, la realidad es que los masajeadores para casa te aportarán un rendimiento muy beneficioso.
Descansar en tareas pesadas
Hacer una tarea pesada durante un largo periodo de tiempo sin descanso, puede acabar convirtiéndose en un gran problema para tus músculos. Por ello, te pedimos que hagas una pausa de vez en cuando y que estires un poco. Si por tu trabajo no puedes parar mucho, encuentra la manera en la que puedas hacer movimientos musculares que rompan la rutina y los momentos de mayor carga.
Adopta una buena alimentación
Si le das a tu organismo los nutrientes, vitaminas y alimentos que necesita, te sorprenderás porque estarás más sano, tendrás más resistencia y tu organismo será más capaz de enfrentarse a la adversidad. Asimismo, no olvides que, junto a una dieta equilibrada, es fundamental que bebas mucha agua. Estar hidratados también es algo de gran importancia.
Fortalece los músculos
Si tienes la oportunidad, no es una mala idea que puedas llegar a fortalecer tus músculos para que así, si tuvieras que enfrentarte a un gran esfuerzo repentino, podrían soportarlo sin ningún tipo de obstáculo. Seguramente tú mismo sabes cuáles son los músculos de tu cuerpo que más sufren o que están en peor forma. Por ello, puedes aplicar ejercicios especializados en ellos y, poco a poco, mejorar la preparación de tu cuerpo ante los distintos tipos de lesiones musculares que puedas sufrir.
Esteticien, masajista y coach personal, apasionada de la salud mental y física. Graduada en Estética integral y bienestar el Instituto Sanvador Seguí (Barcelona) y certificada en Coaching en Foment Formació.